Nunca me Quisiste

Nuestro licenciado emérito y piscóloco de cabecera, el licenciado Segismundo nos trae una nueva aproximación a ese domino inexplorado y salvaje, la psiquis femenina. Un lugar al que nadie se atreve a ingresar y al que muchos prefieren evitar, pero no es el caso del licenciado quién porsupuesto en reiterados actos de valentía y coraje ha introducido una y otra vez la cabeza en la boca del león.

Sin más presentaciones y preámbulos los dejo en sus manos y a su merced

Buenas Noches mis queridos y pacientes lectores, hoy en ésta modesta columna vamos a intentar explicar otro de los fenómenos que ocurren en la cabeza de las mujeres en situaciones particulares, más precisamente, esta noche vamos a hablar de aquel momento al que nunca queremos llegar con nuestra novia/esposa/amante, pero que indefectiblemente tarde o temprano viviremos alguna vez en la vida. «La ruptura».

Todo va bien en el mundo color de rosa que hemos construido con nuestra pareja, pero nubes borrascosas se avecinan y, si no somos muy duchos a la hora de capear el temporal, éstas nos van a llevar a ese momento clave en el cual, cada uno decide seguir por caminos separados, y allí es dónde vamos a detenernos. En una futura entrega veremos de aconsejar a aquellos que quieran evitar éstas tormentas, pero en ésta entrada solo vamos a analizar el después de éste fatídico momento en la vida en pareja.

Generalmente, luego de la ruptura, el hombre pasa por un par de etapas de negación, de intentar recuperar a su amada, y finalmente luego de un par de sesiones de cartas, cervezas y asados procede a olvidarse del trauma y seguir adelante, al fin y al cabo de eso se trata, y eso es lo que se buscaba al terminar la relación, pero con las mujeres, el proceso es algo distinto y mucho más turbulento.

En una primera etapa, no importa si ella es la que terminó la relación o fue dejada, pasará por una etapa de negación, melancolía, intento de recuperación, depresión y euforia, pero todas al mismo tiempo. Las largas sesiones con sus amigas no servirán para reponerse ni para hacerlas sentir mejor, sino que se reunirán día tras día para recordar la mugre de persona y lo asqueroso que fue aquel que la dejó sin el confort del amor. (En este punto cabe destacar que el hombre será el culpable aún cuando ella sea la que terminó la relación)

Acto seguido, cuando luego de dos o tres kilos de helado por día y una sobredosis de telenovelas en las que sus teorías serán sobrealimentadas, desde la traición a la suegra arpía, la mucama traicionera y todo lo que uno ve en los culebrones de la siesta la convencerán que si lucha hasta el final quizás consiga a su amado de vuelta. (volvemos a reiterar que poco importa que ella lo haya mandado a freir churros). Y aquí vamos arribando al momento central, al quid de la cuestión, al meollo del asunto; luego de todo éste período previo, ella tomará el teléfono, el mail, la paloma mensajera e intentará contactar nuevamente con su ex-pareja la cual para ese momento (digamos de dos semanas a un mes y medio), ya pasó por sus etapas y está en éste momento disfrutando de la vida de soltero si no es que buscando abandonarla nuevamente (esta compulsión al noviazgo también será tratada en otro artículo).

Suponiendo que el hubiera terminado la relación, evidentemetne estará en otra cosa, al fin y al cabo, por algo puso un punto final a su historia, en el caso que el hombre hubiera sido exonerado, a estas alturas aunque no es así en todos los casos, estará recuperado y abocado a las actividades antes mencionadas, por lo que en ambos casos nuestra pequeña palomita recibirá en un 90% de los casos una respuesta negativa a sus intentos de recuperar a su ex-amor de su vida lo que desencadenará la tragedia.

Para comprender mejor este momento crucial recurriremos a nuestras habituales dramatizaciones.

María Dolores, llama por teléfono a su ex Juan Carlos
-Hola Juan soy yo, María, estaba pensando que si no podíamos vernos, tengo algo que decirte

Juan Carlos contesta

-María, mirá, creo que no sería bueno vernos, te acordás el plato que me tiraste, bueno, aún me tienen que sacar los puntos.

Ella retruca

-Pero mi amor, fue solo una peleita más, dale, nos juntemos a tomar un café, sin compromisos.

El contesta

-María, no tengo problemas en vernos, pero quiero que entiendas que, estoy viendome con otra persona.

El contesta ésto esperando poner las cosas en claro, el siguió con su vida, pero esto desencadena lo siguiente

María: Que estás queeeee…. claro, así te importo, ya veo quién sos en realidad, pensé que me conocias.. y nunca me quisiste!

¡Corten!

Nunca me quisiste.. así de simple, así de fácil… no importa que la relación haya durado más de cinco años y que la mayor parte del tiempo hayan sido más que felices. El hecho que posiblemente él esté superando el haber sido exonerado y de mala forma o que esté pensando en tener una vida después de su pareja lo hace acreedor a semejante y tajante juicio de valor.

En que diablos estás pensando muchacha jóven argentina o de cualquier otra nacionalidad. Acaso piensan realmente que los hombres son maestros del sadismo y del hijoputismo extremo para fingir años de amor y cariño hacia otra persona, como si esas cosas pudieran fingirse.

Muchacha, posiblemente él te conoce y por eso es que está determinado a dejar las cosas como están, y de seguro el te quiso muchísimo, pero, las cosas terminaron y por más que quieras revivirlas no van a ser nunca iguales. Es cierto que uno siempre quiere que sea para siempre, que el amor eterno a veces no es lo que pareciera y que las cosas tienen un final, pero de ahí al Nunca me quisiste, hay un largo camino.

Mejor piensen en que las quisieron, fueron amadas y adoradas, fueron comprendidas y hasta deseadas, quédense con aquellos buenos momentos y aprendan de los malos, y asuman que cuando las cosas no van, no es culpa ni responsabilidad de uno solo, y que probablemente ambos hayan tenido algo que ver en el final.

Pero lo más importante, aprendan que la vida no es como en las novelas y que a veces, cuando las cosas se terminan se terminan, pero el final no implica una negación de lo que sucedió y los sentimientos son más complejos que un simple, me quiere si está conmigo y sino, nunca me quiso.

En nuestra próxima entrega, hablaremos de otro momento fatal en la historia de las relaciones entre sexos opuestos, el «te quiero como amigo».

Hasta entonces.

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2 comentarios en “Nunca me Quisiste”


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